Nº11 KAF: EL HOMBRE LABORANDO SU CREACIÓN




Entre todos los eventos que una persona puede vivir, el momento de la concepción, el primer hijo, es sin duda de lo más trascendente. El cuarto capítulo del Génesis comienza con el embarazo y concepción de Eva, la primera generación de vida humana de la Torah: Conoció el Hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, "(porque) He adquirido un varón con el favor de Adonai". Volvió a dar a luz, y tuvo a Abel su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. Aquí hay una gran cantidad de información revelada cuando lo analizamos a la luz del texto original hebreo. Eva significa Anuncio y también Labranza; Caín se llama así porque se parece a la palabra Adquirir (como vemos en el texto, algo muy común en los relatos bíblicos), mientras que para Abel no se detuvo su madre a  presentar una explicación para su nombre, la importancia es menor. Caín es labrador, lo que le une a su madre (Labranza), por eso es el primogénito y es el que vivirá (Abel morirá porque no es labrador y porque su nombre significa Vanidad). Si hacemos una re-lectura del texto, tenemos entonces que el ser humano (el Hombre) conoció y puso en práctica su objetivo de labrar (Eva) o laborar la Tierra (como le fue indicado al expulsarlo del Eden) para que pudiera adquirir por sí mismo (Caín) una vida regida por estos postulados (generar un Caín también labrador), y cuya descendencia continuará labrando  o construyendo su propio mundo, creando para la Creación. Por eso el Labrador o Constructor se debe imponer al Pastor, al que solo tiene la tarea de cuidar lo que ya existe; por el contrario, es función del ser humano edificar y evolucionar constantemente el mundo y su vida. Esta sería la razón por la cual la letra KAF, entre otras acepciones, significa Palma de la Mano, en actitud de recibir para hacer, concebir.

DOMESTICAR
Por muy extendida que está la idea del Hombre poniendo la Naturaleza a su disposición, no conlleva ni la destrucción ni la negación de saberse parte del mundo animal o de los seres vivientes. Si leemos en la Torah, el mismo día sexto en que aparecieron las bestias terrestres fue creado el ser humano, no hubo un día especial, apartado de la Creación. Por eso bien se dice que debemos domesticar nuestra naturaleza salvaje, nunca combatirla. El animal que llevamos dentro es el que nos hace relacionar con el entorno natural, marca nuestras fases de desarrollo, nos induce a aparearnos para continuar la especie, nos brinda el instinto de supervivencia necesario en aquellos instantes cuya velocidad de reacción (reflejos) no nos da tiempo a razonar, y principalmente, tener este sentido de pertenencia a la Tierra como el hogar que nos cobija.

BENDICIONES
La palma de la mano en actitud de recibir, el cáliz o la copa son variantes de KAF que se refieren siempre a recipientes. La forma de cabeza vista de perfil también nos conduce a la manera en que los patriarcas daban las bendiciones a sus hijos o al pueblo, tal como les fue enseñado en la Torah, colocando la palma de la mano sobre la cabeza (Bendición Sacerdotal). Somos receptores de las energías superiores cada vez que dirigimos nuestra mente y emoción hacia la Creación, en ese momento alineamos ambos hemisferios cerebrales (razón y emoción) que tal como se ha comprobado científicamente, aumenta las conexiones eléctricas (nerviosas) entre sus receptores, actuando como antenas que captan estas energías sutiles cósmicas. Por este motivo se recomiendan las meditaciones activas, en lugar de la simple relajación, es decir, concentrarnos en establecer comunicaciones.

PALMERA
Tiene dos características sobresalientes: resistencia por su elasticidad y principal fuente de alimento en  ambientes desfavorables. Es la expresión de la Fortaleza ante la adversidad, el uso de la diplomacia y flexibilidad para enfrentar situaciones que le superan. Aquí KAF también se vale de su poder domesticador
pero dirigido a las relaciones humanas, principalmente en tiempos de conflicto. Es una estrategia que refleja su grado de evolución, pues la fuerza física, la agresión o cualquier forma de violencia han sido superadas.
Gracias a esta habilidad de supervivencia y superación de obstáculos se asegura un futuro de paz para sí y las generaciones siguientes.

VULNERABILIDAD
KAF es la articulación del muslo, una parte del cuerpo que es citada varias veces en la Torah de manera positiva y negativa: poner la mano debajo del muslo aparece como signo de sumisión y fidelidad (Abraham, tambien en la cultura de la India) pero también como punto débil (el ángel que tocó la coyuntura del muslo de Jacob y lo dejó cojeando). Supone entonces un lugar donde se asienta la capacidad de movilidad, no es una parte vital pero puede incapacitar o limitar. De esa manera el ser humano, sin el uso de la fuerza física puede doblegar e imponerse, o bien perder fuerza y ser subyugado. Pequeñas limitaciones cumplen la función de hacernos conscientes de nuestras vulnerabilidades, la fragilidad humana ante las fuerzas de la Naturaleza o del destino. Así se buscarán soluciones alternativas no invasivas a la vez que actúa como freno para nuestra tendencia de dominación o manipulación.

RESILIENCIA
Capacidad para sobreponerse y superarse a pesar de haber experimentado situaciones adversas. Según estudios en el campo de la sicología, esto es posible porque las personas tienen una tendencia a la adaptación social, tarde o temprano la vida comunitaria les llamará a regresar al mundo (salvo en casos de depresión profunda o patología); también está relacionado con el agotamiento del ego, es decir, no podemos pasarnos toda la vida defendiendo a ultranza nuestra individualidad pues en algún momento el choque contra la el prójimo significaría mi exclusión (el límite del ego es la exclusión social). Es un balance el que tratamos de efectuar durante el transcurso de nuestra vida, la defensa del Yo y la convivencia con el Otro.

CONCEBIR Y PARIR
El Génesis dice Eva concibió y dio a luz a Caín. Para ello utiliza dos palabras que en el texto original se escriben TAV-HEI-RESH (concebir) y TAV-LAMED-DALET-YOD (parir). Si nos atenemos al significado de cada letra obtenemos la siguiente revelación: Marca-Espíritu-Principio y Marca-Hacia-Apertura-Acción, es decir que la concepción indica una Señal del Principio Espiritual del ser humano y luego un indicio de la Apertura Hacia el mundo de la Acción. Como resultado final concluimos en que el nacimiento es dejar de SER para HACER, ahora el ser humano para Ser necesita Hacer y solo será lo que haga. Es una definición simple y profunda a la vez que marca la importancia absoluta de nuestros actos en la conformación de lo que somos, de nuestra esencia. Al nacer partimos de cero y nos elaboramos con nuestras acciones. La responsabilidad es grandísima, por suerte tenemos innumerables regresos para ir mejorando lo que hemos construido, aunque eso no nos quita el deber de darle importancia a cada decisión que tomamos y cada hecho que generamos.


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