EN LA OSCURIDAD BRILLA LA LUZ




Me senté a descansar bajo la sombra de unos árboles en una placita abandonada de la periferia. Descubro con asombro una muñeca de trapo destrozada en el suelo de tierra junto al césped crecido y lleno de suciedad. Casi intuitivamente alcé mi rostro hacia la copa de un sauce que me cubría de sombra y estupor: en sus ramas otras muñecas pendían atadas por el cuello en típica imagen de hechicería o magia negra. Me quedé allí sentado sin saber que hacer, aunque mi primer pensamiento fue arrancarlas del follaje, limpiar ese espacio miserable en el cual una especie de la naturaleza, plaza de juegos infantiles y área verde se convirtieron en siniestro patíbulo.
Tuve que orar y pedir consejo, pues mezclarse de buenas a primeras con este tipo de manifestaciones oscuras no parece ser lo aconsejable, más allá de mis convicciones y buenas intenciones. Entonces supe que sólo podía bendecir aquel lugar, que la Luz lo limpiara de todo daño y que el alma atormentada hallara pronto consuelo para su atribulado corazón.
Ahora márchate. Y así lo hice, sin tocar nada, me alejé sin prisa hasta la calle y sin volver la vista atrás sacudí el polvo impiadoso adherido a mi calzado con bruscos golpes sobre el pavimento. Sentí una punzada en la planta del pié: llevaba clavadas espinas, como último recordatorio del mal protegiendo su territorio.

El resto del día estuvo rondando esa imagen en mi cabeza. Por la noche hice mis meditaciones y este fue el diálogo con mi Ser:
-¿Porqué me sucedió esto a mí? ¿Hay algo que deba hacer para librarme de un posible hechizo?
-Si no hay un canal receptivo no hay ingreso. Siempre es bueno recordar que también hay ausencia de Luz.
-¿No hubiera sido más constructivo destruir esas imágenes?
-Reaccionar ante el mal es afirmar su existencia. Hiciste lo correcto. Mañana será como si nadie lo hubiera visto y si nadie le ha prestado atención, si no ha tenido repercusiones, entonces su daño no es tal.
-Entonces quien lo hizo es una pobre alma atormentada. Yo solo he tenido angustias y malos momentos en mi vida, así que supongo lo terrible que debe ser tener estas oscuridades tan adentro. Y también pienso en lo poco que he hecho por esa persona, sea quien sea.
-Cuanto mayor es la Oscuridad más fácil es descubrir el más ínfimo punto de Luz. Deja que haga su proceso, a veces solo se debe soltar el cuello y nada más. Aunque no lo sepa, un destello de Luz, una zona No Oscura se ha abierto paso y para alguien así significa un gran resplandor.

Al día siguiente pasé por el lugar, oré para que el alma de aquella persona encuentre la paz.
A mi regreso unos chiquillos en harapos pasaron cerca mío montando una bicicleta destartalada y me saludaron. Yo tenía una golosinas en mi bolso y se las obsequié:
-Gracias, Darío- me dijeron. Pero ese no es mi nombre, ¿porqué me llamarían así, se habrán confundido?
Entonces lo vi muy claro: DARIO es OIR y DAR.
Por eso siempre trato de estar atento...

Comentarios

Publicar un comentario

¿Qué te ha parecido? No olvides dejar tu Nombre

Entradas populares