Nº8 JET: LA UNIÓN POR EL CONOCIMIENTO




Una VAV y una ZAIN unidas desde arriba con un puente o joroba llamada Jatoteret, es decir, la letra que representa al Hombre y la que representa a la Mujer según vimos en sus respectivos apartados.
El Génesis hace alusión a JET en el tercer capítulo: Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos. JET es el Árbol del Conocimiento, gracias al cual el ser humano se convierte en un ser capacitado para discernir entre lo correcto y lo incorrecto, juzgar y tomar decisiones a partir del conocimiento y la búsqueda del equilibrio. Por eso se ha asociado a JET con el arquetipo de La Justicia y su sendero en el Árbol de la Vida se llama Discernimiento, quien intentará equilibrar el Rigor con la Misericordia. Casi podríamos decir que a partir de JET y el fruto prohibido de la Torah, nace el ser humano que hoy somos. Por último si indagamos en el significado de Jatoteret (el puente de la letra) obtenemos Joroba pero también Sospecha, Premonición y Llevar en Andas; por lo tanto existe en el Ser Humano la sospecha o intuición de que una fuerza superior le ayuda a andar este sendero evolutivo.

TEMOR
Amor y Muerte fue el resultado de la unión del hombre y la mujer (JET) al tomar el fruto del conocimiento para abrir sus ojos, según está escrito. El amor a la vida conocida y el temor a la muerte de la ignorancia o inocencia. Sin embargo su destino era ineludible, como nuestro acercamiento a la verdad, por más dolorosa o sorprendente que esta pueda ser, el crecimiento como maduración es impostergable. Dice la Torah que Dios les anticipó acerca de la muerte que les sobrevendría y pese a ello lo probaron, dieron el salto al vacío; esto es así porque a pesar de las dificultades, la vida y su relación con los demás es una experiencia de extraordinario poder evolutivo y aunque nos acompañará por siempre el temor a la muerte, justamente por causa de ella se manifestarán nuestras mejores cualidades, para uno mismo y hacia el prójimo. Y cada vez que cruzamos las barreras del temor nos hacemos más fuertes y sabios.

CORAZONADA
El ser humano ha conseguido convivir con las reglas de este mundo aún presintiendo la existencia de un esquema superior que le contiene. Sucede que toda su Fe o relación espiritual se mantiene en el terreno de la sospecha, mientras los eventos y sensaciones de la realidad física son extremadamente fuertes. Los sabios llaman a esto un Correr y Retornar permanente del Hombre entre estos dos estados de consciencia; si no regresáramos o la Fe fuera tan poderosa como la Realidad no tendría mucho sentido hacer nuestra Labor aquí. Sea cual fuere el método con el cual nos relacionemos trascendentalmente, la experiencia del mundo debe ocupar su lugar de privilegio, todo lo revelado debe tener aplicación terrena, conducirnos por el sendero de la evolución o en todo caso, abrazarlo como un aliado de fortaleza para momentos de escasa claridad.

NATURALEZA
Hemos aparecido en este mundo y somos parte de él a pesar de todas las diferencias con el resto de las especies y el entorno en general. La humanidad es casi un extraterrestre en comparación con la Naturaleza de la Tierra, pero desde el momento en que esa naturaleza se convirtió en nuestro hogar tenemos la obligación de respetar sus ciclos y características, convivir en armonía y protegerla con todo nuestro bagaje intelectual, pues si el razonamiento es la corona que nos convirtió en reyes de la Tierra, pongamos nuestro poder a su disposición para engrandecerla. Además este medio ambiente también cumple su función de enseñarnos, pues la base de nuestro progreso y supervivencia comenzó a construirse por imitación del funcionamiento natural. Cuidar el propio cuerpo es parte de esta comunión saludable con el hogar que habitamos.

ÉTICA
Así como buscamos el constante equilibrio con la Naturaleza, lo mismo hacemos con la Sociedad que es nuestra naturaleza particular. La ética es justicia social y para ello contamos con nuestro discernimiento, el cual nos desafía a mantener una convivencia constructiva (no sólo se trata de cohabitar) partiendo de un balance entre nuestras necesidades y las comunitarias. Así hemos desarrollado todo un sistema judicial y de normas muy rigurosas que de no estar mediadas por nuestra capacidad de amar ya se hubieran convertido en un impedimento para relacionarnos y acercarnos los unos a los otros. Por eso siempre hay que dirigirse hacia el bien común como principio ético y no sólo la neutralidad; ser objetivos es válido para el desarrollo de las ideas pero en el ámbito de las relaciones humanas, si no implica acercamiento a la problemática del prójimo, será entonces una ética de manual desligada con la realidad.

EXPANSIÓN LIMITADA
El relato del Génesis nos muestra que el ser humano probó del Árbol del Conocimiento pero fue expulsado antes que pudiera hacer lo mismo con el Árbol de la Vida. Y según sabemos por la sabiduría antigua, el Discernimiento (JET) une la rama de la Limitación con la de la Expansión. Uno debe ser consciente y consecuente con sus propias limitaciones; pues desde que descubrimos nuestra capacidad de razonar y aumentar el conocimiento, aumenta nuestra soberbia en lo que respecta a los absolutos: pensamos que podemos responder a todas las preguntas y abarcar todo el entendimiento con sólo echar a andar nuestro mecanismo lógico. Al obrar así caemos en confrontaciones que pueden desembocar en lamentables extremismos, aún a costa de nuestra vida, o más frecuentemente, la de otros. Es bastante común en los primeros estadios de maduración (entre los 15 y 30 años) cuando estamos aprendiendo a lidiar con el intelecto. Poner en duda la propia verdad o mejor aún, dejarla abierta para que continúe alimentándose, es una sabia opción.

INVESTIGACIÓN
La única manera de aumentar nuestro conocimiento del mundo que nos rodea y habitamos es poner a funcionar la curiosidad llevados por el interés natural por la vida. Es parte de nuestras obligaciones informarnos para saber hacer. No siempre la curiosidad es un rasgo innato, a veces hay que provocarla. Y además hay que expandirla para no convertirnos en expertos de una sola porción ni circunscribir nuestra búsqueda a un autoconocimiento que excluya la existencia de los demás. Para evitar la ignorancia de mi limitada visión del mundo y expandir mi acción en él, es preciso investigar, interesarse por el funcionamiento de las leyes universales tanto como de las particularidades humanas que son la base de nuestra personalidad y desarrollo.

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