N°21 SHIN: EL FIN DE LA IDOLATRÍA



La letra SHIN está compuesta en su forma por tres VAV (Ser Humano) erguidos desde una base inferior en común (la Tierra) y para los sabios representan los tres patriarcas Abraham (TSADI), Isaac (QOF) y Jacob-Israel (SHIN) (una trinidad como la expresada en el cristianismo gnóstico con Dios Padre, Cristo Hijo y la Espíritu Santa). El valor numérico de la letra es 300 = 3 que alude a estos tres estados de consciencia. Jacob tiene en su nombre la raíz YOD-QOF-AIN (hastiarse, apartarse con desdén) que insinúa su rebelión final contra el orden establecido como es retratado en el episodio de la lucha contra el ángel de Peniel a quien le exige su bendición (como haría un hijo con respecto al padre); entonces Jacob es llamado Israel, pues dice el Génesis "luchó contra Dios y los Hombres y ha vencido", proclamando de esta manera el nacimiento de una nueva clase de ser humano más espiritual, consciente de su porción divina (bendecido) y que deja atrás el linaje antiguo del Hombre idólatra. Pero hay un detalle interesante en el relato: antes de marcharse, el ángel le disloca la articulación del muslo y Jacob queda rengueando (esta acción también se escribe YOD-QOF-AIN); era costumbre poner la mano en el muslo del adversario como signo de sumisión, al dislocar el muslo la fidelidad del Hombre solo será para con su ser interior, un proceso que hasta haberse convertido en una absoluta aceptación dejará al ser humano rengueando, la molestia de no completar su proceso. Israel, el nuevo nombre de Jacob, tiene la raíz YOD-SHIN (patrimonio, tener) y YOD-SHIN-RESH (mirar de frente, allanar, enderezar): ahora el Hombre mira de frente a la divinidad, de igual a igual, y al no haber idolatría se allana el camino hacia la evolución infinita del ser, su espíritu o nivel de consciencia (RESH es una letra mental) pues al no estar atado a un poder externo posee mayor facultad para construir su propia vida, crear su mundo, internalizar el concepto de Dios. Desde la perspectiva cristiana tenemos el nombre de Jesús (YOD-SHIN-VAV): si Israel significa poseer consciencia, Jesús es poseer humanidad, o bien, es la Acción para la Espiritualidad del Hombre; a través de sus obras el ser humano puede modificar infinitamente su ser interior, expandir su atributo divino en el mundo y alcanzar cada vez mayores niveles de consciencia.

RESPLANDOR
La Fe ya no está asociada a Esperanza, es una realidad incontestable; hemos aceptado tener un espíritu como otra parte de nuestra composición natural. Bien canalizada, esta concepción de la realidad nos enfocará en el mejoramiento constante de nuestro ser, reflejado en el comportamiento (a nivel social) y también en el entendimiento pues además de los recursos conocidos y practicados habitualmente se suman los simbólicos, intuitivos y todo tipo de recepción ligada al uso del hemisferio derecho cerebral que tan poco uso le hemos dado históricamente y ahora se verá en expansión. Mal canalizado puede derivar en fundamentalismo religioso, ortodoxia e idolatría, y aunque algunos creen que acercarse a Dios de cualquier modo es positivo, lo cierto es que la veneración conlleva humillación (no humildad) y una paralización evolutiva.

RECONEXIÓN
SHIN se escribe SHIN-YOD-NUN pues las acciones deben contemplar tanto el ser interno individual como al colectivo social. A veces resulta difícil mantener la conexión con un entorno cuya esencia se ha opacado por la acción de luz espiritual y se tiende a percibir a los demás como ciegos que andan a tientas enfrascados su ancestral lucha por la supervivencia, la competencia y sin más objetivos que el posicionamiento social (Poder) o la permanente satisfacción de deseos momentáneos (consumo). Nuestra tarea entonces será recuperar la compasión, recordar el Jacob que aún somos pese a convertirnos en Israel y practicar, con humildad de espíritu, la enseñanza de nuestra visión a modo de alternativa (no evangelización) para quienes no han encontrado un sentido dentro de sus propias perspectivas.

SERENIDAD
Al tomar consciencia del espíritu y sus infinitos caminos de expansión deberíamos llegar a un nivel de plena serenidad, calma, paciencia y por añadidura ecuanimidad. Hemos reconocido el juego de la vida, ya nada mundano ni momentáneo puede quitarnos el sueño ni hacernos correr desesperadamente de un lado a otro. Por ello se asocia SHIN con la vejez y la pasividad pues como un anciano que ha comprendido los ciclos de la vida y las anécdotas acumuladas, entendemos que no hay necesidad de huirle al tiempo porque un día, un año, una vida es solo cuestión de abrir los ojos y el presente ya está aquí. Esta es la consciencia de eternidad.

FUEGO
Es el elemento que representa esta letra, así como MEM se asocia al Agua y ALEF al aire (el elemento Tierra quedaría implícito en nuestro mundo físico). El Fuego es el plano espiritual pero también está referido a la pasión amorosa por la vida, las relaciones privadas o públicas, las ideas y expresiones. No se trata aquí de las pasiones irracionales salvajes que ya observamos en otros niveles; SHIN es el eslabón entre el corazón y el espíritu (la emoción pura). Es un amor verdadero, sincero, producto de una plenitud alcanzada tras habernos integrado con nuestro ser interior. Entonces nuestras acciones estarán acompañadas por la seguridad y la entrega.

LOS NOMBRES
Los ángeles que aparecen en el Génesis y la Torah son llamados muchas veces con el epíteto de Nombres (SHEM) aunque ninguno de ellos da a conocer nombre alguno pues se supone que lo único importante es su actuación como mensajeros o reflejos de Dios. Esta palabra posee dos letras: SHIN (Fuego) y MEM FINAL(Agua) que por ser final su diseño es totalmente cerrado y representa las Aguas Superiores según el relato del segundo día de la Creación y la letra BET. El Ángel-Nombre es la Sabiduría del Espíritu, el entendimiento en estado puro y sin estructuras. Es muy importante observar nuestros nombres (especialmente la letra inicial en su versión de alefato hebreo) pues en él están registrados los códigos del alma, el recorrido acumulado en sucesivas experiencias de vida y la clave de lo que debemos corregir o mejorar.

TRIPLE CICLO
SHIN significa Año o período anual, también antiguo y su valor numérico es 300 (tres siglos, tres épocas). Esto nos muestra un esquema revelador sobre los ciclos de la vida humana: algunos sabios modernos han descubierto un ciclo largo que se repite dos o tres veces durante la existencia y otro ciclo corto cuya duración se cuenta en meses (puede llegar hasta 3 años) y nos sirve para analizar los acontecimientos que se repiten reconociendo así nuestro proceso de corrección, aquello que hemos venido a trabajar. Pero hay un ciclo mayor de tipo generacional que se constata en la forma de la SHIN con sus tres VAV representando a Abraham, Isaac y Jacob (tres generaciones contiguas); una suerte de herencia genética a nivel espiritual,una raíz común que nos engloba dentro de una misma experiencia evolutiva. Así, el bisnieto ya no tendría relación verdadera con su bisabuelo, la influencia del antepasado no está presente en el nuevo ser. Es como si un verdadero parentesco existiera entre  esas (y solo esas) tres generaciones, el salto evolutivo que se hace definitivo y evidente al cotejar la primera y cuarta generación.

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