ELOHIM EN EL HUERTO DE LA TIERRA
Desde que tengo uso de razón (y eso es mucho tiempo) siempre le he encendido velas a hombres, le he rezado al Jefe o a su hijo, le he pedido trabajo a don Cayetano y cuando fui ateo mi biblioteca se llenó de autores masculinos. Rodeado de masculinidad, acosado por los sacos y las barbas, voces estridentes que mandan a pelear, manos curtidas que curan o suaves con perfume varonil, los zapatos lustrados, las botas uniformadas, el héroe y su espada...
¿Dónde está mamá?. A los pies de un mártir, pariendo un hijo de otro que la privó del placer, llevando el recado del jefe, sirviendo café al filósofo, alimentando la imaginación del artista. Miles de santos y una sola María con muchos domicilios, la inmensidad del Cielo, la Eternidad y un solo Dios, solo y sin mujer, solo y sin madre.
Hace miles de años la Tierra era hembra y los seres humanos convivían en medio de la naturaleza formando un solo corpus con la deidad: eran tiempos de la Diosa, pues recordábamos venir de un vientre y hacia la matriz regresaríamos. Entonces se hizo la Era del Padre, y empezamos a nacer del polvo, el barro y la culpa. Y empezó la guerra, la jerarquía y la conquista de la Naturaleza. Nació el sexo débil para regocijo del fuerte y así aprendimos a esclavizar dentro de casa.
¿Dónde está mamá?, preguntan en las trincheras, en las minas de carbón y el palacio de los sacerdotes. Preparando la cena de los hombres cansados por el peso de sus reglamentos.
Hace unas décadas el Padre aflojó los grilletes de sus hijas para que buscaran sustento. Y las hijas crecieron y se vistieron con las ropas de los hombres, fueron a la guerra, filosofaron, compitieron y escalaron.
¿Dónde están los hombres?, se preguntaron.
En el Edén de Canaan los hombres y las mujeres vivían para el sustento. No había preguntas, ni curiosidad, ni individualidad: éramos niños bajo el cuidado de la naturaleza, la Diosa. Es el sexo y la alegría de la Doncella, la protección y fertilidad de la Madre, es la sabia hechicera que esconde los secretos más oscuros, Anciana. Es la Triple Diosa. Y también es la Serpiente.
¿Dónde está mamá?. Abriéndole los ojos a sus hijos para que vean su desnudez y dejándolos volar fuera del nido del Edén para que se hagan hombres: empezaba la Era del Padre. Hasta el Hijo. Le llamaron el Novio (¿de quién?) para que no le confundieran con la Novia del Antiguo Testamento y le lapidaran antes de tiempo, antes de sembrar flores para el regreso de la Diosa. Y habló con mujeres y solo ellas le acompañaron hasta el amanecer en el Calvario, las tres. Y solo a una se le apareció después de muerto, la Magdalena. Entonces el Hijo también se fue, pero dejó una Espíritu Santa Maternal (como le llamaba) para aplacar nuestros 2000 años de independiente soledad.
¿Dónde está mamá?, lloramos desolados en nuestra edad madura.
Mamá está con Papá, donde siempre, como siempre.
Se llaman Elohim. Y nos están esperando bajo un árbol en el Huerto de la Tierra por venir.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Qué te ha parecido? No olvides dejar tu Nombre